Créanlo o no, hoy en la madrugada, Lindsay Lohan fue arrestada tras nuevo escándalo en las pistas. Pues resulta que la muchachita iba persiguiendo a la mamá de su asistenta, que según cuentan, se había llevado a su hija de una “dudosa fiesta” sin la autorización de Lohan. Para colmo cuando la policía de Los Angeles interceptó el auto de Lindsay, le tomaron el clásico examen de aliento y resultó entre 0.12 y 0.13 (el límite legal es de 0.08). Entonces… ¿Servía de algo el bendito monitor en el tobillo?
Por si fuera poco, la policía también encontró cocaína en el bolsillo de su pantalón, además de una licencia de conducir suspendida. (En otras palabras, no había modo de pasar por alto la falta). Así que la famosa fue arrestada y llevada al Departamento de Policía de Santa Mónica, del cuál salió poco después de pagar una fianza de $25,000.
Cuentan que ni bien salió, Lohan fue llevada a una Clínica de Rehabilitación (no Promises, rumoran que Betty Ford), pero de que esta vez se metió en serios problemas, pues no hay duda. Ya que este arresto viene a ser el segundo bajo el cargo de DUI (conducir bajo el efecto de alcohol y/o sustancias ilegales) que la ponen en situación similar a la que afrontó Paris Hilton y a un casi seguro final en prisión.
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